miércoles, 28 de enero de 2009

Barcelona dreaming

Acabo de llegar a casa y ¡¡¡¡¡me da igual todooooo!!!!!
Es inevitable: ahora eres parte de mi vida.
No me importan las razones, me da igual lo que pase, no soy egoista.
Somos libreeees!!!!!!!!
Y no hay distancia!
No existe el tiempo!!
De qué sirven la literatura? La música? La pintura? Las películas? El teatro? Las drogas? La inteligencia!!!
Sino para buscar lo divino de la vida, del ser humano, de la experiencia, del deseo, del amor, de la gracia!!
Para recordarnos siempre y en cualquier situación que hay! There! is! There! It! Is!! What! We! Need! Maybe, we won't find it! Maybe, we haven't lived to find! Maybe we tried but weren't that wright!

Nada me da miedo,
nada me preocupa,
nada me molesta,
nada me priva,
nada me limita,
una y otra vez,
volverá la primavera.

Ahora, te toca. Ahora, me toca. Ahora nos toca. Es así de sencillo, la vida es así, es real y surreal, es impulsiva y reflexiva, es un fin sin fin. Pero sin sensibilidad, estímulo y actitud se complica, se emborrona, se vuelve esquiva, inmanejable, absurda y deprimente.

Como dice Guillermo Borjas, ¡La locura lo cura! Quiero que te vuelvas loca! Quiero volverme loco! Y seguir con lo que en un instante, sin saberlo, empezaron la masa y la energia.

domingo, 25 de enero de 2009

Bukowski y Philipp Blom contra la pared

Hoy he tenido un sueño impresionante! Me he levantado empalmado y transpuesto. Ahora estoy tomando café y fumando tabaco mientras repaso el mail. Ante ayer por la noche vimos Factotum. Ayer noche fué Contra la Pared. Después del Vanity post sobre Encyclopédie, de Philipp Blom -en él aparecía el sofá asociado a la riqueza- empecé a leer Factotum, de Bukowski.
En el sueño de esta noche, empezaba con una barbacoa o comida familiar, mis padres y familiares en una mesa de plástico en segundo plano, mis amigos y yo en primer plano, sobre una especie de colchoneta de feria y un sofá situado al borde de ésta. Yo estaba raro, no sé si me iba transformando en peluche y en persona sucesivamente. Mis amigos charlaban, también habia desconocidos. Yo me revolvia por la colchoneta, algo me impedia actuar con normalidad. También estaban mis primos. Mis amigos se fueron y me tumbé en el sofá a observar lo que pasaba en la mesa familiar. Al instante hice lo que tocaba en aquel silencio: Hacerle caso a esa chica desconocida y hermosa que se habia quedado sentado en el sofá, con los pies apoyados en el borde y las piernas, vestidas con leotardos rojos, flexionadas y abiertas. Me acerqué a ella como un gusano sobre el sofá hasta situar mi cabeza ante su espinilla izquierda y charlamos. De repente, estábamos caminando por un pasillo como de hospital, hacia la salida. Antes de salir, me giré y la quise besar. Sentía su boca como un objetivo al que mis tropas debian llegar avanzando con seguridad. Recuerdo perfectamente la humedad de sus labios y de su lengua tímida como una tortuga y el comentario que me hizo:
-Con suavidad.
Obedecí presa del florecimiento. Nos besamos durante 5 segundos. Al separar nuestras cabezas, se habia convertido en un chico alto y relleno que mi personalidad onírica, desde siempre conformista y dilatada, acepto sin inmutarse. Qué extraño, pensé sencillamente. El pasillo de hospital nos condujo directamente a la puerta de mi supuesta casa. Al entrar en contacto con mi familia, la chica chico se convirtió en un osito de 2 o 3 años que habia visto en un documental durante mis vacaciones. En pocas imágenes empezó a arañarme para jugar mientras salíamos a un balcón. Mientras me arañaba, aumentó su fuerza y su violencia. Se convirtió en un gato del tamaño del oso, pero con las garras más pequeñas y afiladas propias de un gato. La separé con dificultad de la manga agujereada del jersey Tommy Hilfiger que me regalaron mis tías por navidad entre exclamaciones con mi madre. recuerdo no saber qué hacer con aquel animal tan agresivo que rondaba por la casa. En las imágenes siguientes volvió a aparecer el chico alto y relleno...Vacío.
Ya de día salí por el balcón a una gran terraza con una pared al fondo. Me subí a la pared. Era un dia azul, profundo y soleado. La luz era algo septentrional, el Sol no calentaba especialmente. De repente se derrumbó todo a mi alrededor sin que lo viera ni escuchara. Estaba sentado en una cornisa inclinada hacia abajo ante un vacío de 30 metros por fuera y 3 o 4 metros hacia la terraza. La sensación de vértigo era importante, pero me negaba a perder la calma. Soy escalador. Grité ¡socooooorrrooooooooo! para que me trajeran una escalera, cuya imagen había visto contra la pared sobre la que me encontraba: un idea. Desde la seguridad de una rápida salvación, me giré poco a poco buscando algo, alguna forma de bajar por mí mismo, más airosa que necesitar una escalera. Detrás de mí, la pared daba a una chimenea, unos 5 o 6 cables enrollados como una cuerda con un grosor total de unos 7 cm entraba por un agujero del murete de la chimenea y daba a unas antenas. Me dí la vuelta con cuidado al darme cuenta de que las baldosas que recorrían el borde de mi pared sobresalían, por lo que me podia coger a ellas con bastante fuerza. Los cables estaban un poco lejos, así que decidí agarrarme con los dedos de la mano y el pie derechos anclados bajo la valdosa y estirar la mano izquierda hasta coger los cables. Cuando los cogí, se combaron hacia abajo movidos por mi peso y pude bajar. Luego me he despertado sudado.
Generalmente nunca me acuerdo con detalle de los sueños.

sábado, 10 de enero de 2009

Tentáculo compacto 232 de Anagrama

Julio Martínez Morales, Feria del Libro, Madrid, julio de 1994.

7x3 = 22 casetas a ojo de buen cubero, pero son en realidad, muchas más.
Limitada es nuestra visión.
Atrás quedan los coches estrellados, los límites de la escritura, el 3x3 = 9.
Me ha costado. Atrás quedan la A y la E que se desangran colgadas de un balcón al que a veces vuelvo en sueños.
Deambulo por la Feria del Libro y saludo a los colegas que deambulan tan idos como yo.
Idoxido = una cárcel en el cielo de la literatura.
Deambulo. Deambulo. El honor de los poetas: el canto que escuchamos como pálida condena. veo rostros juveniles que miran los libros expuestos y buscan sus monedas en el fondo de unos bolsillos oscuros como la esperanza. 7x1 = 8, me digo mientras miro con el rabillo del ojo a estos jóvenes lectores y una imagen informe y lenta como un iceberg se superpone a sus caritas ajenas y sonrientes.
Todos pasamos bajo el balcón donde cuelgan las letras A y E y su sangre nos chorrea y nos ensucia para siempre. Pero el balcón es pálido como nosotros y la palidez jamás ataca a la palidez. Por otro lado, y esto lo digo en mi descargo, el balcón también desfila con nosotros. En otras latitudes a esto se le llama mafia. Veo una oficina, veo un ordenador encendido, veo un pasillo solitario.
Palidezxiceberg = un pasillo solitario que nuestro miedo va llenando de gente, personas que deambulan por la Feria del Pasillo buscando no un libro sino una certeza que apuntale el vacío de nuestras certezas.
El bisturí corta los cuerpos.
A y ExFeria del Libro = otros cuerpos; leves, incandescentes, como si anoche mi editor me hubiera dado por el culo.
Morir puede ser una buena respuesta, diría Blanchot. 31x31 = 962 buenas razones.
Un escritor, hemos establecido, no debe parecer un escritor. Debe parecer un banquero, un hijo de papá que envejece sin demasiados temblores, un profesor de matemáticas, un funcionario de prisiones. Dendriformes.
Nuestra arborescenciaxpalidez del balcón = el pasillo de nuestro triunfo.
¿Cómo no se dan cuenta los jóvenes, los lectores por antonomasia, de que somos unos mentirosos? ...no se dan cuenta y nosotros podemos recitar con total impunidad: 3,7,9,11,3,7,2,24,25. Y nadie gime: no hay desgarro. El azar nos guía aunque nada hemos dejado al azar. Quisimos, en algún pliegue perdido del pasado, ser leones y sólo somos gatos capados. Gatos capados casados con gatas degolladas.

Todo lo que empieza como comedia acaba como ejercicio criptográfico.